29 nov 2010

¿Por qué todo acaba girando, siempre, en torno a un libro?

(Ana, si te gusta, dale una vuelta y a conquistar el mundo)


Trataba de concentrarse en el libro que tenía entre sus manos. Sabía que era bueno, o al menos eso le había dicho. Pero por más que lo intentaba, no podía.

Había alcanzado el límite de su concentración, y llegada a este punto su cabeza comenzaba a desviarse de cualquier otro pensamiento.

Cada palabra, cada línea de aquel libro le recordaba a él. Aunque la historia no tuviera que ver con él. Eso era lo de menos. Él había sido quien le había recomendado el libro, y eso para ella era suficiente.

Entonces eran otros tiempos. Eran felices, vivían juntos bonitos momentos, se tenían el uno al otro y no necesitaban a nadie más. Y sabía que no era una impresión suya: él también lo decía.

Pero, sin saber cómo ni cuándo, sin darse cuenta ni tiempo a reaccionar, las cosas empezaron a cambiar.

¡Qué distinto era ahora todo! Había intentado de mil manera distintas volver a acercarse a él, pero ahora era incapaz de derribar el muro que les separaba.

¡Si al menos supiera por qué todo había cambiado! Si supiera si había alguna forma de enmendar la situación...

Se conformaba con saber los motivos. No pedía más, sólo una explicación. Argumentos que provinieran de su boca, porque ella, por sí misma, se veía incapaz de encontrarlos.

Mientras mantenía el libro cerrado entre sus manos, con los ojos clavados en las letras de ese título, que también le recordaba a él, se decía a sí misma que no podía seguir así. Sabía que tenía que mirar al futuro y no dejar que el pasado siguiera condicionando su vida.

Lo sabía. Pero no podía. Así no. Era consciente de que mientras no cerrara esa puerta no tendría fuerzas para abrir la siguiente.

14 comentarios:

Ana dijo...

Ummmm complicao darle la vuelta a esto eh...

Guillermo Silva dijo...

Y tiene que cerrar la puerta, tiene que pensar que tal vez el otro ni piensa en ella entonces que se vaya por su camino. Un paso adelante y atrás el pasado que no te merece, el futuro vendrá con nuevas oportunidades.
Me gustó tu relato,siento ser un poco duro en mi sugerencia, pero así lo siento.
Saludos desde Buenos Aires.

Dama del Castillo dijo...

Ana, era por dar ideas... pero la que tiene imaginación aquí eres tú, así que seguro que se te ocurre algo :-)

Guille, gracias por pasarte. Y gracias por el consejo. Aunque no es algo autobiográfico (al menos no en este momento de mi vida), si en un futuro me pasa intentaré aplicarlo.

Gracias a los dos. Saludos.

Anónimo dijo...

Hola! Vengo de visita rápida porque tengo que terminar un trabajo que me trae loca pero he leido el primer post y quién no se ha sentido alguna vez así! Es tremendo, cuando sabes que remas contracorriente es muy duro, un besote y hasta mañana :-)

Alan Moore dijo...

No hay que cerrar la puerta, ¡¡¡hay que pegar un portazo!!!!

Es triste, pero es así, el amor es la guerra y no se puede ser sentimental cuendo las balas tiran a dar. Ve tomando nota para cuando te pase. Y es poco probable que no pase tarde o temprano. A todos nos ha pasado. Y el que lo niegue miente.

Jo, anda que hoy estoy optimista...

Un cacahuete salado.

Dama del Castillo dijo...

Vir, gracias por pasarte teniendo tanto lío :-) Espero que el trabajo fuese bien y te diese tiempo a descansar.

Alan, tomaré nota. Aunque, por supuesto, antes trataré de evitar llegar a ese tipo de situaciones. Y tú anímate, que siempre hay al menos un motivo por el que ser optimista, búscalo.

Encantada de conoceros a los dos y un placer que os hayáis pasado por aquí.

Un beso para Vir y un cacahuete para Alan :-)

Alan Moore dijo...

Ey, claro que hay motivos para ser optimistas: ¡¡¡ me han regalado un cacahuete!!! Aunque el mio era salado, pillina, que te quieres ahorar el coste de la sal.

Un sol resplandeciente.

Ana dijo...

Desde el amor... tanto cacahuete... suena a mono eh :P

Es coña no me mateis, Dama acabo de decidir que vamos a dejar de mandarnos mails porque hablamos tanto que luego llego y en tu post no pongo nada, y esto no puede ser.

Puestos a despedirnos con frutos secos, besos con sabor a castañas asadas!!! (que son calentitas)

Dama del Castillo dijo...

Alan, me has pillado... soy una tacaña. Pero si lo miras de otro modo, lo hago por tu salud, para que no te suba la tensión con la sal. Y el sol resplandeciente me ha gustado mucho más, ¡dónde va a parar!

Ana, ¡¡no me gustan las castañas asadas!!

¡Saludos varios!

Alan Moore dijo...

No te preocupes Ana, los monos son muy monos y me caen muy bien. Además somos la mar de pacíficos, incluso a veces profundamente atlánticos.

Es cierto, Dama, no es bueno abusar de la sal, sobre todo cuando somos por naturaleza la mar de pacíficos, con toda la sal que eso conlleva. Y no te apures por lo otro, con los tiempos que corren es lo más inteligente que se puede ser. No está el horno para ir desperdiciando bollos.

Una ilusión cumplida... mejor dos, una para una.

Alan Moore dijo...

...cada... (una para cada una)

Ana dijo...

Jajajaja Alá te oiga (que ya que no soy creyente nombrar siempre a Dios, cansa)

Cuanta menos sal, mejor, ya lo dicen los médicos (seguro que mi amado otorrino también!)
Besos por doquier

A o M dijo...

El "querer explicaciones" para poder comprender y así dejar el pasado irse no es más una excusa para retrasar un poco más la agonía de cerrar DEFINITVAMENTE la puerta...

Dama del Castillo dijo...

Buena reflexión. Gracias por pasarte. Un saludo.